martes, 8 de noviembre de 2016

Para el creador

Mi creador, soy creación de tus manos e inspiración, que con tu aliento me despertó y me arrullo en tus brazos, que me llevaste a la luz sin nada a cambio, mi ser se desprendió de ti y me individualizaste, me abriste los ojos para saber donde nacer, y me diste madre y padre, en cuna de oro me dejaste llegar, y con tu mirada y tu ser acompañaste mi caminar, cuando llore tu lo sentías, en mis alegrías tus ojos brillaban y mi infancia palabras hacia ti mi ser expulsaba, camine a orillas del rio de la vida, me bañe entre perfumes y semillas, siempre cobijado por tus estrellas y el sol de los días, me encontré con tu hijo crucificado en imagen, clavado a la cruz, y sentía una pena cuando veía su viacrucis, no entendía los padres de tu palabra, entre razonamiento e ideas me alejaba de tu ser, pero llevaste a un encuentro donde solo existía mi pasado mi presente y tu ser, ahí volví a ver  a tu hijo, pero con esos hermosos ojos, ahí cerca del dolor y sufrimiento conocí tu amor, entre deseos de crecer me acompañaban tus ojos, y a mi infierno tuve que descender, en el infierno conocí mis demonios, mis miedos y mis enojos, conocí el cansancio y el deseo de estar muerto, pero nuevamente te presentaste mi amado padre mi amado guía mi ser de mil ojos, caíste con un grito y te depositaste en mi, un dolor inmenso arrastrabas en ti. Y comprendí, tu sientes todo cual cuerpo uniforme siente, como parte del todo, luche por disminuir ese dolor, aventuras de mil mundos y miles de seres recorrimos, guerras y emociones compartimos, tus lagrimas llenaban de impotencia mis ojos, lenguas largas, doble caras, cinismo y sarcasmo de tu imagen de tu nombre, que ser tan lleno de amor y sentirse solo, pero algunas almas brillaban, parecía que venia la ganancia, valió la pena los días de hambre, valió la pena un cuerpo sangrante, valió la pena, las estrellas caídas, pues un nuevo sistema en el cielo se formaría, niños que escuchaban el mensaje, adultos que en su obscuridad arrepentidos a cada instante, tus riquezas son del espíritu, como el espíritu enriquecido da luz y vida, y en la vida, el cuerpo es irrelevante.


 Mi dios llévame otra vez a la locura, donde entre tu hijo la virgen María eran carne y acompañaban mis pasos, donde tu te hacia presente a complacencia de una petición, llévame a tu reino donde podemos estar los dos, extraño tus ojos, como la tierra el sol, que aunque se sabe sigue presente no hay ese calor. Soy tu sirviente, tu confidente fil, guía mi pasos hacia un nuevo amanecer

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